Investigadores japoneses afirman que han detectado en la cumbre
altos niveles de mercurio procedente de China en la montaña símbolo del país. En los días despejados, el perfil cónico del Monte Fuji se recorta con simetría y elegancia contra el horizonte de Tokio. Sus laderas blancas descienden con suavidad hasta desaparecer detrás de los rascacielos de la capital a un centenar de kilómetros.